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Diario de un joven incomprendido profesionalmente

Debido a la gran cantidad de críticas recibidas y la falta de comprensión a lo largo de mi vida profesional, he decidido reflejar mis pensamientos y sentimientos a través de esta pequeña publicación para poder compartirla tanto con amigos y compañeros de profesión, como con todo el mundo, tratando, por un lado, de conseguir expresar concreta y correctamente lo que mi corazón e intuición sienten y desean, y por otro lado, como un simple desahogo.

En primer lugar, aclarar que se trata de un tema mucho más complejo de lo que pueda llegar a parecer en un principio, puesto que influyen una gran cantidad de factores en la manera en la que la gente tiene de observar el mundo en que vivimos y por lo tanto, de tachar a las personas como listas o burras, normales y no normales, de provecho o de no provecho…

Toda nuestra vida, hemos vivido marcados por una sociedad rígida, dónde existen unos estándares y una manera correcta o incorrecta de hacer las cosas, llevándonos, consecuentemente, por un camino trazado de manera inconsciente para todo el mundo, como si siguiéramos un camino de migas de pan, por decirlo de alguna manera. Está más que demostrado que el ambiente en interacción con la genética son la que conforman nuestra personalidad, hay estudios que corroboran que la carga genética no demuestra ni el 50% de nuestros rasgos y habilidades, sino que son desarrolladas en gran medida debido a nuestro desarrollo, experiencia y estímulos externos. Os recomiendo leer “La controversia entre herencia y ambiente”, de Alfredo Oliva Delgado.

A lo que quiero llegar es que nadie aprueba o suspende por su nivel de inteligencia, simplemente no se rige a unas normas y estándares educativos diseñados para tiempos prehistóricos e incoherentes con la sociedad en la que vivimos, que ni enseña todo lo que debería ni te prepara para un futuro laboral y personal. Lógicamente, la inteligencia influye, pero, por un lado, existen muchos tipos de inteligencia y la académica es solamente una de ellas, os aconsejo leer Howard Gardner, inteligencias múltiples. Por otro lado, podría aseguraros que los deseos y la motivación intrínseca es indispensable y factor clave tanto en el rendimiento académico, como en el laboral.

Me gustaría destacar una frase que se me viene a la mente, de una persona con quien comparto, bajo gusto o disgusto de muchos, mi manera de pensar, y a la vez conocido y respetado mediáticamente por sus indiscutibles logros.

“El único modo de hacer un gran trabajo es amar lo que haces” Steve Jobs

Por este motivo, cada persona debe seguir su camino, debe encontrarse a sí mismo y luchar por sus sueños y deseos. Los estándares no importan, las opiniones no importan, vive tu propia vida, haz lo que deseas y llegarás muy lejos.

En mi caso particular, he tenido problemas importantes para encajar profesionalmente en esta sociedad. Bajo mi punto de vista, siempre he tenido el pensamiento crítico, analítico y funcional similar al de un ingeniero pero con deseos y metas diferentes, derivados de la frustración causada por una educación desmotivadora durante toda mi vida académica y el deseo de evitar esa misma experiencia a generaciones futuras.

Este fin último personal, es el cambio educativo del que mucha gente habla en la actualidad y que llevo pensando prácticamente desde que acabé mi etapa de educación infantil (6 añitos), es decir, desde que pasamos de un mundo de juego y aprendizaje unidos de la mano a un mundo más serio y aburrido, del que tanto yo como la gran mayoría deseábamos escapar.

Este, fue uno de los motivos principales del comienzo de mis estudios universitarios en educación infantil. La búsqueda de la raíz del problema, que gracias a la perseverancia y esfuerzo durante todos estos años creo que he conseguido descifrar e interiorizar, al igual que otros muchos profesionales de la educación.

Hasta aquí todo parece normal, ¿verdad? El problema de mi vida profesional viene ahora… Resulta que me he dado cuenta que desde dentro del sistema educativo es muy complicado cambiar las cosas de una manera radical, puesto que tienes las manos prácticamente atadas, por un lado, están los objetivos y competencias estándar que debes cumplir rígidamente y por otro la falta de valoración y reconocimiento social y un presupuesto insuficiente o malgastado en detalles insignificantes.

Visto esto, ¿qué hacer de mi vida? La gente, al igual que los estándares sociales, indica que como he estudiado educación infantil, mi fin último para ser una persona de provecho es aprobar las oposiciones y trabajar en un sistema que, bajo mi punto de vista, está muy lejos de ser lo que me gustaría. Pero, ¿por qué hacerlo, si desde dentro creo que no existe prácticamente posibilidad de cambio y tengo la percepción de que con ello mis sueños y deseos se difuminan y evaden? ¿Debo renunciar a ellos, por ser “supuestamente” una persona de provecho, y por lo tanto socialmente aceptado? No señores, llamarme raro, divergente a lo que queráis, pero no me voy a dignar a renunciar a mis sueños. Ya he pasado por un sistema educativo frustrante y desmotivador durante toda mi infancia como alumno y no pienso dignarme a volver hacerlo como profesor otra vez. Esta vez, haré lo que esté en mi mano para cambiarlo, pero desde fuera, y una vez lo consiga, estaré tremendamente encantado de unirme a todos los presentes y futuros opositores con orgullo y satisfacción de hacer lo que realmente me gusta. Hasta entonces, yo seguiré mi camino particular y espero que no por ello solitario.

A base de buscar, he encontrado métodos alternativos para alcanzar mis sueños y están ligados a la motivación, al juego, la tecnología y la educación. La motivación como realidad y un fin en sí mismo, posible de conseguir a través de metodologías basadas en el juego y la tecnología, que facilitarán e impulsarán el cambio educativo.

Ya he dado mis primeros pasos, y creo que voy por el camino correcto. He acabado mi carrera diseñando una página web de recursos educativos innovadores (tecnología). Posteriormente, el máster con el TFM de gamificación (metodología basada en juego). Actualmente, estoy llevando a cabo mi tesis doctoral para formar a profesorado en relación a la misma y así aumentar la escalabilidad de mi trabajo y, por supuesto, llevándolo a la verdadera práctica, mi auténtico sueño, el diseño de clases basadas en una historia, en un juego, en una conexión con la realidad, que tenga como fin último la motivación académica y la preparación para el futuro. Además, estoy colaborando gratuitamente con lo que realmente me gusta, el diseño de software educativo. Una mezcla entre tecnología, juego, motivación y educación.

Yo sigo mi camino y estoy orgulloso de ello aunque a veces resulte muy complicado seguir. Sobre todo, cuando personas importantes para uno, como son la familia y amigos minusvaloran exageradamente los esfuerzos realizados, generando una sensación de incomprensión y frustración. Puedo ser diferente al resto, divergente, pero no por ello peor.

Ya desde el comienzo de mi carrera universitaria, todos los esfuerzos y buenos resultados eran atribuidos a la facilidad de la carrera o a un ridículo, gracioso e ignorante “pinta y colorea”. Esto no es para nada algo personal, ni algo que haya surgido de un día para otro. Se trata de una realidad estandarizada que impregna todo de etiquetas. Me gustaría aclarar que cada carrera universitaria u objetivo propuesto en la vida es tan difícil como uno lo quiera ver y está relacionado significativamente con la vocación profesional.

Una ingeniería es un mundo muy interesante y muy complicado, pero gran parte de los malos resultados son por la tremenda realidad de que existen demasiados profesores apáticos, tiranos y sin vocación que acaban generando y proyectando ese mismo sentimiento en su alumnado, con la lógica pérdida de motivación y por la tanto del rendimiento académico.

La importancia de una formación del profesorado a nivel metodológico y psicológico queda más que patente en casos de este estilo, que, por desgracia, suelo escuchar más a menudo de lo que me gustaría. Sólo decirle al alumnado que pase por esta situación que no se rinda, ni se digne a ser vencido y hago referencia a una frase mediática del gran Michael Jordan. “He fallado una y otra vez en mi vida, y por eso he conseguido el éxito”

Por mi parte, estoy totalmente orgulloso de haber hecho la carrera que hice, puesto que me ha ayudado a enfocar mi vocación desde un punto de vista gratificante y motivador, que seguramente con el estudio de una ingeniería no hubiera conseguido.

Sin embargo, la verdad es que, en ocasiones, echo en falta el desarrollo de la capacidad analítica y funcional que hubiera conseguido al llevar a cabo una ingeniería, además de ciertos conocimientos específicos. Sin embargo, afortunadamente, vivo rodeado de muchos amigos ingenieros y emprendedores a los que admiro, escucho atentamente y de los que aprendo gran cantidad de conocimientos útiles día a día. 😉

Por supuesto, me queda mucho por aprender, pero estoy dispuesto, abierto y motivado para hacerlo y por ese motivo sé que antes o después acabaré siendo quién realmente quiero ser y lograr al fin mis ansiados sueños.

Como conclusión, os dejo una nueva frase de un loco como yo. “Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto, no quedes atrapado en el dogma que es vivir, como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu voz interior. Y lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que dicen tu corazón y tu intuición. Ellos ya saben, de algún modo, en qué quieres convertirte realmente. Lo demás es secundario” Steve Jobs.


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